Escaba: agua, naturaleza y aventura entre los cerros del sur tucumano

El lago del dique, enclavado en las estribaciones del Aconquija, invita a una escapada que ofrece un amplio menú de actividades.

Destinos18 de junio de 2025
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ESCABA.En torno al lago del dique, se despliega un amplio menú de actividades, enmarcadas por un paisaje imponente.

Al sur profundo de Tucumán, en un rincón donde los caminos parecen diluirse entre cerros cubiertos de selva, Escaba resplandece como un espejo escondido. Es un sitio donde el tiempo se desacelera, y el sonido del agua embalsada se mezcla con el canto de las aves y el murmullo lejano del monte. En Escaba, todo invita a detenerse: la vista, la calma, el asombro.

Ubicada a unos 150 kilómetros de San Miguel de Tucumán, esta localidad del departamento Graneros se alza en torno a uno de los embalses más importantes de la región: el Dique Escaba, una obra monumental que no solo regula las aguas del río Marapa, sino que también ha moldeado el paisaje y la identidad del lugar.

Para llegar, el viajero puede optar por la Ruta Nacional 38 hasta Juan Bautista Alberdi, y desde allí tomar un tramo escénico de curvas ascendentes que conduce a este paraíso serrano, a más de 900 metros sobre el nivel del mar.

A medida que se asciende, el aire se vuelve más fresco, la vegetación más tupida, y la expectativa más intensa. Porque Escaba no es solo un destino: es una revelación.

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Entre murciélagos, leyendas y aguas dormidas

Escaba guarda historias en sus entrañas. Algunas documentadas, como la de su dique inaugurado en 1948, una obra de ingeniería de avanzada para su tiempo. Otras más difusas, como las leyendas que circulan entre lugareños sobre luces extrañas en la montaña o antiguos espíritus protectores del agua. Pero hay una historia viva, latente, que llama la atención de científicos, aventureros y turistas curiosos: la presencia de una de las mayores colonias de murciélagos del país.

En las enormes vóvedas húmedas de la antigua construccion que le da vida al embalse, millones de ejemplares de la especie Tadarida brasiliensis—murciélagos de cola libre— han elegido formar su colonia. El espectáculo al atardecer, cuando salen en masa formando nubes vivas que cruzan el cielo en busca de insectos, es una experiencia natural tan sobrecogedora como fascinante. Este fenómeno único se ha convertido en un atractivo inesperado que suma mística al lugar.

Pero Escaba es, ante todo, agua y aventura. El dique, de aguas profundas y tranquilas, es ideal para actividades náuticas: kayak, remo, pesca deportiva, paseos en lancha. Las especies que pueblan el embalse —como el pejerrey, el dorado o el bagre— convocan a aficionados de todo el norte argentino. Y para quienes buscan conexión directa con la naturaleza, el senderismo y las cabalgatas por los cerros circundantes ofrecen postales de un verde indomable.

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Dormir en la selva y comer con sabor a casa

Escaba no cuenta con grandes hoteles ni cadenas internacionales. Y eso, lejos de ser una desventaja, es parte de su encanto. El visitante encontrará cabañas familiares, hosterías de montaña, campings con todos los servicios básicos y hasta casas de alquiler temporario, todas rodeadas de vegetación nativa, ideales para quienes buscan una estadía íntima y conectada con el entorno.

Uno de los imperdibles del lugar es pasar la noche en una cabaña frente al dique, donde el único sonido sea el crujir de las hojas y el eco lejano de algún ave nocturna. Las estrellas parecen más cercanas, más limpias, como si desde Escaba el universo quisiera regalarse entero.

Finde Cadillal 3El Cadillal: un espejo de agua que se puede disfrutar de mil maneras

En cuanto a la gastronomía, aquí no hay carta gourmet ni platos exóticos: lo que hay es comida de hogar, hecha con amor y recetas que se transmiten entre generaciones. Se destacan los guisos criollos, empanadas al horno de barro, carnes a la llama y dulces caseros de fruta del monte. La miel de la zona, producida de forma artesanal, es una delicia que los viajeros suelen llevarse como souvenir del paladar.

Además, los habitantes de Escaba se han acostumbrado a convivir con el turismo con una calidez genuina: recomiendan senderos, ofrecen paseos a caballo, guían con naturalidad y entusiasmo. Porque aquí, el turista no es un extraño: es un amigo que llegó a descubrir un tesoro escondido.

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Allí donde el sur se convierte en misterio

Escaba no es un destino para quien busca lo previsible. Es un lugar para los que aman explorar, para los que eligen caminos de tierra antes que autopistas, para los que saben que la belleza auténtica no se grita, sino que se susurra.

Con su naturaleza imponente, su historia viva, sus aguas quietas y su cielo infinito, Escaba se revela como uno de los rincones más originales y puros de la provincia de Tucumán.

Quienes la visitan no solo se llevan fotos o recuerdos: se llevan la certeza de que hay lugares donde aún es posible encontrarse con lo esencial. Y donde, incluso, un murciélago puede enseñarnos el valor de habitar lo oculto con dignidad.

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